4 manzanas
140g de harina
100 ml de nata líquida
1 huevo
1 cucharada de levadura en polvo
Azúcar
Canela molida
Aceite de oliva
4 cucharadas de miel
Limón y sal
Hay que tener en cuenta que, de cada manzana, salen unos 5 trozos, así que una manzana por persona es contundente. Ojo.
Primero hay que pelar las manzanas y, quitándoles el corazón, cortarlas en rodajas de unos 3 cm. Para que no se ennegrezcan, ponerlas en un bol con un chorrito de limón, mientras preparamos lo demás.
Batir los huevos con la nata líquida hasta tener una textura esponjosa y, después, incorporar la harina y la levadura. Mezclar bien. Tiene que quedar una masa ni muy líquida ni muy compacta. Dejar reposar 10 minutos.
Calentar aceite (oliva o girasol, lo que os apetezca más). Meter las manzanas en el bol con la mezcla y rebozarlas. Sí, es una pringue importante, pero paciencia. Cuando el aceite esté caliente, freírlas y cuando estén doraditas ponerlas en papel absorbente.
Ya en la bandeja en la que las presentéis echadles azúcar (generosos), un poco de canela (al gusto) y miel (más generoso si queremos evitar el azúcar).
Está riquísimo y es muy apañao para cuando tenemos un par de manzanas en la nevera y no sabemos qué hacer con ellas.
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