Estuvimos en Can Joan, en la terraza, la mar de a gusto. Se come bien, te sirve gente muy amable y no es caro. Está en el encantador pueblo de Sant Feliu de Boada, en Girona.
Probamos de primero los sonsos (pescadito frito) y calamares a la romana que estaban ambos buenísimos. De segundo un cordero al horno (las patatas fallaron un poco) y un carpaccio de bacalao que estaba bueno pero le sobraba la lechuga acompañante.
Tomamos postres, un tiramisú y un biscuit con chocolate, sin vino pero con gintonic y pagamos 40 euros por barba.
¡Es un sitio a tener en cuenta!
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